2 AM, suena el despertador. Noche fría y lluviosa. Salgo para tomar el bus a las 3 para ir al aeropuerto a tomar el avión que sale a las 7.20 AM. Es un poco alejado por eso los horarios. Cuando salgo a tomar el bus llueve. Bastante. No tengo paraguas pero son sólo dos cuadras. Llego y esta lleno de gente en el primer micro no hay más lugar, hice cola bajo la lluvia. Me empiezo a poner nerviosa. Vendrá enseguida el otro. O tendré que esperar al de las 4.30 AM con el que no llego. Hasta que entiendo que dice que el otro está atrás y que en cuanto se vaya subimos al otro. En la espera me mojo. Mucho. Zapatos, campera y mochila. Subo al siguiente e intento dormir pero solo lo logro por momentos. Estoy reflexiva pensando en lo que fue el viaje y en lo que viene por delante.
Llego a las 4.45 al aeropuerto, me cambio para no viajar mojada, guardo todo y despacho la valija. Paso la seguridad y espero hasta la hora de embarcar. Desayuno y empiezo a pensar en lo que viví estos 25 días. Escucho música. Estoy muy tranquila. Embarco. Busco lugar y despegamos. En el viaje dormí de a ratos. Llegué a las 9.10 al aeropuerto de Reus a 90 km de Barcelona. Averiguo el micro que sale y salía en más de una hora. A las 10.45 AM. Me siento al sol a escuchar música y esperar. Se pasa bastante rápido. En el viaje hasta Barcelona pensé mucho. Muchas cosas pasaron por mi cabeza. Pensar que en poco tiempo pasó de todo. Desde el día en que subí al primer tren hasta hoy que me tomo el último micro.
Si me pregunto que me llevo de este viaje en pocas palabras que siempre existe una segunda oportunidad.
Una segunda oportunidad para saber que estar solo no es tan malo; que en los momentos difíciles uno siempre esta acompañado sin importancia la distancia; que es posible que ser querido más allá de las historias del pasado; que hay que disfrutar más el día a día; que hay que quejarse menos; aprovechar al máximo a las personas que queremos porque nunca sabemos cuando se van y por sobre todo que se puede ser FELIZ.
Y que hay que arriesgarse por lo que uno quiere, siente y piensa... por más que tenga miedo o no sepa cual puede ser el resultado.
Por eso GRACIAS a todas esas personas que me acompañaron durante estos 25 días. Por ayudarme a superar los momentos difíciles y darme fuerza para seguir adelante. A aquellos que me dieron un abrazo en el momento justo y me sorprendieron, sin importar la distancia.
Hoy termina un viaje... pero sigue el de la vida y la felicidad.
GRACIAS
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